Nos vamos a la playa!!! Y al altar…

Y asi, después de casi 10 años de conocernos, de muchas vivencias juntos, besos, risas, berrinches, pleitos, presión social y  relación, es que me decidí, a darle por fin el tan anhelado y casi casi obligado anillo de compromiso.

Y es ahí donde justamente comienza el problema… porque, no es que haya un curso en la web o un video tutorial de como entregar el anillo. Ó que así como se la pasan criticándolo a uno por no entregarlo en tiempo y forma, así le ayudaran con ese mismo júbilo a planearlo todo… Ideas en Google… ya todas quemadas en Tiktok.  Y a todo eso, súmenle que por poco menos de 10 años la niña ha repetido hasta el cansancio que quiere algo original, especial y bonito para recordarlo para toooda la vida. Sí, les suena familiar??? Pues ahí vamos…

Aunque bueno, para que fuera de verdad una sorpresa el tiempo ayudo bastante, porque después de 10 años quién en su sano juicio espera un anillo de compromiso con las mismas ansias y probabilidad de que suceda….

El pretexto perfecto, nuestro aniversario No. 10. El cual, después de un par de años de pandemia por fin regresaba a festejarse fuera de la incomodidad, aislamiento y cuidados de la cuarentena. La primera (y realmente la única en su cabeza) opción de ella para el festejo, irnos a remojar los pies a la playa. Y yo para quitármela de encima y que me dejara desarrollar a gusto mi maquiavélico plan en secreto, le dije que estaba bien, lo que ella quisiera, que revisara lugares y destinos que quisiera conocer (grave error). Y mientras tanto yo, pensaba en hacer algo como ella, a través del tiempo me había pedido. Que le gustaría que estuviera su familia, amigos y personas cercanas, lo cuál complicaba mas la cosa… Pues para que por lo menos ellos estuvieran y fuera sorpresa, tenia que ser un destino no tan lejano. Acapulco mi primera opción!!! Ya se imaginarán lo primero que me dijo… «ay otra vez Acapulco??? bla bla bla bla…»

Después de varios intentos de tratar de convencerla de ir a otra parte de Acapulco a la que no hubiéramos ido ya y con el «plan A» desarrollado debido a la cercanía y para que su familia y mis amigos rondallos llegaran de sorpresa con una bonita serenata y aquella canción de «Cásate conmigo» que prácticamente ya tenia pensada y ensamblada en la mente con la rondalla, en una cena romántica en la playa mientras yo me arrodillaba para pedirle matrimonio, me dijera que si y todos lloráramos felices para siempre y su rotundo: «No» se desechó la primera opción…

Después de eso, algo práctico y sencillo como una cena local o ir a algún punto turístico cercano y su familia y mis rondallos, ni pensarlo… Y menos cuando su primera opción de destino era Playa de Carmen y su segunda Puerto Vallarta…

Ahí fué realmente cuando se complicó la cosa, pues cuando se le mete algo en la cabeza, no hay poder humano que la haga cambiar de opinión, digo, por ello la amo. Pero intentar convencerla de lo contrario, era simplemente alagrar la agonía y perder de todos modos la batalla. Asi que era aceptar lo que ella decidiera o echar a perder la sorpresa…

Una vez elegido el destino y con ella ocupada y quitándome los ojos de encima todo el tiempo… viendo reseñas de hoteles, vuelos y demás, me puse a buscar algún contacto en Puerto Vallarta, que me pudiera ayudar en ésta travesía.

Sin tener nada claro, no saber que quería ni como y desesperado por no encontrar nada mas que cenas en restaurantes, hoteles y preguntarle a mas de una decena de malos vendedores sin ideas ni disposición… Y supongo que debido a las cookies de mis búsquedas en Facebook… Me aparece en la publicidad, un anuncio de un velero privado para disfrutar de un atardecer en alta mar y mi mundo se iluminó de nuevo!!! Aún así, por si algo no cuadraba, tenia a Pao entretenida buscando un menú especial para una cena romántica en la playa, pues ya se había elegido el hotel donde íbamos a «festejar» nuestro aniversario, porque si el plan B no funcionaba no quería tener que improvisar demasiado…

Nos vamos a la playa!!! Y al altar…

Se llegó por fin el día del gran viaje, ya con el anillo resguardado en secreto y por algún tiempo por mi madre procedí a guardarlo en el rincón más profundo y seguro de mi maleta, si, dentro de unos calcetines y a su vez éstos, dentro de mis zapatos. Para que si por alguna razón en el aeropuerto me tocaba revisión aleatoria, mandaban la maleta a la bodega y nuestros amiguitos me la trasquilaran o alguna otra eventualidad de la vida y de la mala suerte que me cargo no se echara a perder todo y se descubriera la sorpresa antes de que comenzara.

Después de una mañana ajetreada y movida, llegamos a nuestro destino. Ella no espero siquiera a descansar un poco, cuando voltee a verla ya tenia el bikini puesto y yo, yo llegué directo a buscar la caja fuerte de la habitación y a programarla para esconder el dichoso anillo, ya ni recuerdo que le inventé para no darle la contraseña de apertura, pero estaba tan distraída y emocionada, que lo único que quería era aprovechar esa palapa llena de bebidas y snacks que se encontraba justo en medio de la alberca, asi que me fue fácil relativamente esconder la evidencia.

Pero da igual, porque ese momento en el que vi su cara, lo atesoro con el corazón y si, como dijo ella, es un recuerdo que se va a quedar para siempre en nuestras vidas.

Y por fin llegó el gran día, alcance a descargar y a convertir a escondidas en el baño, en el bar del hotel y hasta en un restaurante (porque la señal de mi teléfono era horrible…) todos los videos que les había pedido con casi un mes de anticipación a nuestros familiares y amig@s (y que uno que otro me envío un día antes… Gracias…) para que de alguna u otra forma estuvieran presentes como ella justo habría querido y nos dedicaran unas palabras. Y si, después de ver un hermoso atardecer, brindar por esos 10 años de estar juntos y compartir tantas cosas bellas a su lado, la fotógrafa la distrajo para que yo pudiera sacar el anillo y arrodillarme mientras ella volteaba arriba de un velero, en alta mar y con la brisa salada, el atardecer, la fotógrafa, el capitán, su ayudante y muchos pecesitos de testigos, ella me dijo que si, la verdad no recuerdo lo que le dije, ni ella tampoco. Pero da igual, porque ese momento en el que vi su cara lo atesoro con el corazón y si, como dijo ella, es un recuerdo que se va a quedar para siempre en nuestras vidas.

Las fotos están en el apartado de la galería por si las quieren ir a ver, mientras tanto me encuentro nuevamente estresado y planeando la boda, esperemos que ésta vez sin sorpresas…

Esperen próximas noticias 😉

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